El corredor vasco ganó, hace unas semanas, la Transvulcania; compartió esa  victoria con Miguel Heras, con el que acordó, en los últimos kilómetros, que la  victoria de ambos era lo más justo tras el esfuerzo realizado.En las carreras por montaña normalmente suele haber un solo ganador; pero a veces el destino quiere que sean dos corredores los que compartan la victoria. Una de esas ocasiones se dio en la edición de este año de la Transvulcania, en la que Iker Carrera y Miguel Heras llegaron juntos a meta tras consensuar, en el tramo final del recorrido, que tras tantos kilómetros en compañía, lo más lógico y justo era compartir la gloria de la victoria. Lejos de que esta victoria tenga el 50% de sabor que una en solitario, Iker Carrera nos demuestra que, al haber dos ganadores, ese sabor a victoria no se queda en la mitad, sino que es doble.
Cuéntanos, ¿cómo fue la experiencia en la  Transvulcania?
Muy buena en todos los aspectos. Disfruté corriendo,  los paisajes impresionantes (nos da tiempo para disfrutar de ello, siempre que  el sitio lo merezca), la compañía de Miguel, hizo que la dureza de la carrera no  se sintiera tanto y  el momento de la llegada fuera emocionante, de los que se  te quedan.  
Completaste toda la carrera junto a Miguel Heras, ¿se te hizo  extraño?
Extraño no. Primero, fue una sorpresa para mí mismo el  verme con él, ver que los kilómetros iban pasando y seguíamos juntos, y eso que  llevábamos un ritmo rápido. Sobre todo fue un placer poder hacer toda  la  carrera en compañía de Miguel; siempre aprendes cosas de personas como él.
¿Qué se siente al ganar “ex aequo”?
El hecho de ganar, ya  de por sí, es una gran satisfacción; y el ganar “ex aequo” a mí, por lo menos,  me ha dado el doble de satisfacción y alegría. Me ha llenado mucho. Pero sobre  todo porque fue debido a que lo quisimos así. Porque se puede dar el caso de que  el resultado sea el mismo habiendo  competido hasta el último metro y que los  jueces decidieran un empate. En ese caso, la satisfacción quizá no sería la  misma. 
Y quizá si el otro corredor fuera otro, con quien no tuviera ninguna o poca relación de amistad, seguro que la sensación sería distinta. Por tanto, en este caso, por todos los elementos que se han dado, hace que tenga un significado doblemente especial.
¿Os pusisteis de acuerdo en los últimos kilómetros o desde antes?
En los últimos kilómetros. 
¿En qué momento de la carrera ves que vais a un ritmo parecido y que  va a ser difícil escaparse del otro?
Mi impresión es que me di  cuenta en la subida al Roque de los Muchachos. Vimos que en las subidas no se  descolgaba nadie, y en una bajada tan larga y con tramos bastante técnicos,  nadie arriesgó.
¿Cómo y por parte de quién surgió la posibilidad de llegar juntos a  meta?
Yo veía que podíamos llegar juntos, pero no sabía lo que  Miguel estaría pensando. Hasta que Miguel me plantea a ver qué hacemos. Ninguno  de los dos quisimos disputar la victoria y decidimos disfrutar los últimos  metros en compañía.
¿Es la misma satisfacción ganar así que en solitario?
En  este caso, ya he dicho antes, que la satisfacción ha sido mucho mayor, porque  tengo una victoria que la he vivido y la puedo compartir con alguien. En otra  carrera, otra gente, otras circunstancias, no sé si sería igual.
Fuente: Desnivel.com

No hay comentarios:
Publicar un comentario