Una de las cosas que más nos sorprendió de esta edición del The North Face Ultra Trail Mont Blanc fue el discreto papel de los norteamericanos, entre ellos Geoff Roes, que se vio obligado a abandonar a mitad de carrera. En su opinión –publicada en su blog- esto es lo que fue mal.
Geoff Roes es uno de los corredores estadounidenses con mejor palmarés, en el que se incluyen varias carreras de 100 millas. Llegaba al The North Face Ultra Trail Mont Blanc encabezando el pelotón de corredores de su país, poco acostumbrados a estas alturas y desniveles, pero con la calidad en las piernas para dar la sorpresa.
Finalmente, los europeos dominaron la prueba, copando el podio entre dos españoles y un francés. El propio Geoff Roes relata en su blog cuál es su teoría sobre las razones para verse obligado a abandonar a mitad del recorrido y totalmente destrozado. Estas son sus palabras:
“Mi parón en el entrenamiento tras la Western States 100 me condujo a que mi Ultra Trail Mont Blanc no fuera bueno en ningún sentido. Normalmente compito en carreras largas y divertidas, pero últimamente notaba que mi cuerpo no se recuperaba de la misma forma, lo que me obligaba a tomarme más días libres de lo habitual.
Tres semanas antes del UTMB, comencé a sentirme mucho mejor y en un plazo de diez o doce días realicé tres entrenamientos largos -de unas 30 millas cada uno y en los que subí, en total, unos 25.000 metros de desnivel- y de los que parecía recuperarme bastante bien. Esto me dio algo de confianza de cara a la carrera. Sentía mi cuerpo mucho mejor y que tanto él como mi mente estaban preparados para la carrera igual que el año pasado.
Preocupación pre-carrera
Sin embargo, estaba algo preocupado en el momento de comenzar la carrera, ya que no había entrenado nada en los seis días anteriores. Esto se debió a que, cuando llegué a Geneve, la compañía perdió mis maletas, y sólo tenía conmigo el equipaje de mano, por lo que no pude entrenar los días antes de la carrera. Eso me tenía algo preocupado, pero también me pareció que este descanso forzado podría venirme bien, teniendo en cuenta lo lento que se recuperaba mi cuerpo en el verano.
Por todo esto, comencé la carrera con un estado de mente precavido. A esto se unía un tiempo horroroso, pero no era esto lo que me preocupaba, ya que el material obligatorio te permitía correr en un huracán. No me imagino las condiciones necesarias para tener que utilizar todo lo que nos obligaron a llevar.
Buenas sensaciones en la salida...
Tras la salida, me sentía bastante bien; es impresionante la similitud de las tres primeras horas de carrera con las de la edición de año pasado; el tiempo era el mismo y justo en Les Houches, Mike Wolfe y yo conseguimos algo de ventaja sobre el resto de corredores americanos y comenzamos la primera subida en un grupo de 5 ó 6 corredores europeos liderados por Kilian Jornet.
Al llegar a Les Contamines seguía encontrándome bien y fue cuando la lluvia paró; en ese momento pensé que el grupo que formábamos estaríamos corriendo juntos muchos kilómetros y pelearíamos por la victoria. Mike parecía ir fuerte y sabía que Miguel y Kilian también estaban a tope. A los otros dos corredores no los conocía, pero tenía la corazonada de que ese era el grupo que lucharía por la victoria, sumando a Sebastien, que venía un par de minutos por detrás.
...y primeros síntomas de la pájara.
Entonces, cuando llegó la primera subida realmente escarpada, fue cuando sentí que mi cuerpo sufría un bajón e incluso sentía algún calambre, no sólo en las piernas, sino también en los brazos y en el abdomen, lugares donde nunca antes había sentido calambres. Además, me pilló por sorpresa, ya que sólo iban tres horas de carrera. Nunca me había dado un bajón así en tan poco tiempo de carrera y no tenía más opción que bajar mi ritmo.
Estaba convencido que lo que necesitaba era beber, comer y tomar unas sales para recuperarme y que las cosas comenzaran a salir mejor. Llegué al final de la subida bastante mal pero empeoré más en el descenso. Sentía mis músculos como si hubiera corrido casi toda la carrera. A los 50 kilómetros me sentía como si hubiera hecho 150 y eso que aún iba por el primer tercio del recorrido. Cada milla era como diez para mí.
Mi mente, en cambio, seguía fuerte y cambié el “modo competición” por el “modo finisher”, pero cuando llegué a Courmayeur, mi cuerpo estaba hecho una basura como para poder continuar. Notaba que dañaba mi cuerpo con cada paso que daba y mi mente y mi cuerpo decidieron que tenía que parar.
A pesar de toda la experiencia que tengo, se me hace difícil identificar qué fue mal. Lo más común que se decía entre aquellos que habían tenido que abandonar, era que se sentían como si su cuerpo hubiera corrido las 100 millas. Incluso a algunos les ocurrió antes de que me pasara a mí. En cambio, en mi caso no sé porqué todos los problemas aparecieron justo ese día. El tiempo era malo y la carrera supone un desafío para cualquiera, aunque no más que otras carreras de esta distancia que ya he corrido.
Por ello, creo que los problemas venían de más lejos. Mi cuerpo no se había sentido bien en los tres meses anteriores; el 20% de las veces que voy a correr siento estar por debajo de mi media, pero el 80% restante siento que estoy en ella o por encima y en los últimos tres meses ese ratio había cambiado mucho.
Engañarse a uno mismo
Creo que me he engañado a mí mismo, pensando que todo iba bien al tomarme más días libres de lo que normalmente hago, pero esta carrera me ha demostrado que unos cuantos días sin correr no era lo que necesitaba, sino quizá unas semanas o incluso meses.
Tras 24 meses de crecimiento y fortalecimiento estables, mis músculos han llegado a un punto en el que necesitan “resetear” antes de comenzar a entrenar de nuevo. En mayo del 2009 me sentía así. Entonces me tomé un mes libre y volví a correr sin saber si competiría de nuevo. A finales de septiembre había logrado vencer tres carreras de 100 millas. Conseguí volver aún más fuerte de lo que había sido antes.
Tenía muchas ansias por hacer un buen papel en esta carrera, pero no tenía la forma para lograrlo. Me parece bien haber puesto mi cuerpo contra algo tan desafiante que vi mis límites y mi incapacidad para lograr acabar la carrera. No sé a dónde me llevará esto en los próximos meses; es lo que tiene hacer un comienzo desde cero. De hecho, estoy bastante expectante sobre lo que me va a ocurrir en los próximos meses y a dónde me lleva todo este proceso.
Es difícil dejar de pensar en ello, limpiar la mente y tirar hacia lo que sea que te haga sentir bien, pero esto es lo que voy a intentar lograr en las próximas semanas o meses”.
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