En este caso, nuestro amigo Txus Romón nos deleitará de nuevo con otro de sus espontáneos y frescos relatos. Esta vez, tratará su experiencia en la pasada Maratón Xtreme Lagos de Covadonga consiguió una segunda y meritoria plaza.
A disfrutar como parece ser que lo hizo Txus en la carrera !!
Cuando Rubén (organizador) hace 2 meses me invitó a correr en Los Lagos de Covadonga, pensé que no perdía nada aceptando. Ahora pienso lo arrepentido que estaría si no hubiese venido. Una ruta en los Picos de Europa, cerca de los Lagos de Covadonga en el Macizo Occidental, nunca puede ser fea.
En los últimos tiempos, un servidor al menos, descubre que pese a tener buenos ingredientes muchas veces los trazados defraudan por el empuje atlético de nuestra especialidad tendiendo a recorridos “cómodos” para la carrera. Pero si en el diseño del trazado está involucrado un tipo que entrena subiendo de Poncebos a Urriellu (1.800m de desnivel) para ir a saludar a un amigo que guarda en el refugio de la Vega ¡OJO! Con estos pensamientos rondándome y gustándome como me gusta Asturias, había que afilar las zapatillas.
¡Buenos días! Hace fresco pero la niebla va a abrir y el día va a ser bueno. En el Repelao nos juntamos todos los norteños, Obaya, Fuego, Gutiérrez, Iturrieta, Mier -el pastor de Tielve- y muchos más (no los conozco a todos pero se cómo y por donde se mueven). Despuntando el día se masca ambiente de batalla; esto es Covadonga, la cueva de Pelayo, la bruma se disuelve lentamente para dejarnos ver el bosque y las montañas…Jordi no quiere esperar y arranca como una gacela a las 8 con todos los barbaros detrás. 1km de asfalto (primero y último) y la senda nos conduce bruscamente hacia la Cruz de Priena. Me voy detrás de la gacela y Zigor me marca mientras la fila se estira. Doy gracias a la naturaleza por dejarme marcar mi marcheta y convertirme en la referencia. Un breve paréntesis en nuestro periplo kárstico nos lleva a la Huesera, escenario de ciclistas (nuestros hermanos naturales) y primer avituallamiento. No somos Perico ni Lucho Herrera pero hay gente animando y bebemos agua e isotónicos. Nos hemos quedado Jordi el impetuoso, Zigor el Kamikaze, Fran el discreto y yo en cabeza y me temo que van a empezar las puntadas; Un servidor que hoy sube como los ángeles, Iturrieta que nos estrangula en las bajadas y Jordi que reparte a diestro y siniestro. Fran velando armas.
¡REVELACION! Cruzamos la Vega de Comeya que esta mañana es como el cielo en la tierra; una planicie de color verde Asturias flanqueada por colinas y sin entrada ni salida aparente. Volveré otro día porque mis compañeros de hoy no están interesados en disfrutarlo pero las carreras son así ¡No salgáis de la pista! Está inundada pero es que fuera es peor, una vaca despavorida (normal con las trazas que llevamos) huye a la campa pero la turbera se la traga hasta el vientre. Pienso que si a Zigor con lo “compacto” que es, se le llega ocurrir esquivar la charca no lo hubiésemos vuelto a ver… Llegamos al Lago de La Ercina y después de avituallarnos de nuevo con líquido y plátano sigo marcando el tren; me siento fuerte y no ahorro energías. Además el sendero no permite despistes, se puede correr mucho pero 1 segundo para mirar el reloj pueden ser 3 semanas de escayola. Es todo tierra y caliza que asoma. Sobre nuestra cabeza solo cielo y oxigeno ¿Será por eso que voy tan feliz? A estas alturas Jordi ha empezado a ceder (tiene madera, ya le llegará) y nos quedamos los tres perros de presa ¿quién morderá? Yo me pido la subida a la Porra pero no ceden mucho y me preparo para lo que vislumbro como una tortura de descenso hasta Covadonga al ritmo Iturrieta.
Dentro de la especie corredora habita una clase, los bajadores (hay muchas otras, como para ilustrar una enciclopedia) que marcan la diferencia. Son capaces de bajar rápido, dejarse caer sin aparente esfuerzo entre las piedras y sin salirse de los senderitos para llegar abajo con un desgaste muscular mínimo en comparación con sus víctimas. Quien pueda o quiera fijarse en gente como Zuhaitz Ezpeleta (prodigioso) Pere Aurell (una bestia) o Zigor (un látigo) tendrá un buen ejemplo. Kilian no cuenta, es inclasificable.
Ahora que literalmente nos comemos el sendero entre trampas de barro y cuchillos de caliza, me alegro de haber estrenado unas S-Lab4 Softground de la marca que equipa, Salomon; con hierba, tierra y barro son una garantía que te permite cierta relajación y la tracción en los repechos es preocupantemente buena pues te anima a empujar y empujar.
Entramos de nuevo en el bosque húmedo y las calizas resbaladizas donde, sinceramente, ningún calzado es capaz de otorgarnos el don de la adherencia absoluta, solo la Santina de Covadonga nos salvaguarda y permite llegar a la Basílica. El Diablillo de Hernani nos ha enseñado las cartas, nos ha constreñido pero hemos resistido el ataque y Fran lo ve claro, cosa que después del avituallamiento nos va a exponer a base de músculo. Agua, plátano, coca… Y escaleras esquivando turistas que pensarán que hemos hecho algo malo porque el día es demasiado bonito para escaramuzas de esta tipo ¡¿A dónde vais?!
Nada más enfilar la pista que nos mete otra vez en la selva astur, oigo rumores de pódium y mercado justo pero al tiempo que digo que es demasiado pronto para hacer cálculos, Fran mete una marcha más corta y empieza a revolucionarse. Es un tema delicado. No soy un competidor excelente; soy persona comprometida pero suelo escuchar al instinto. No me parece mal correr acompañado y llegar a meta con otro competidor de la mano (luego será un amigo) pero esto también es una especialidad individual y el resultado final debe ser la expresión definitiva de lo que uno ha generado durante todo el proceso. Los pactos están bien pero personalmente soy partidario de la lucha y en la meta dios dirá. El cántabro no para y cuando miro para atrás meneando la mano Zigor ya ha cedido, y me grita “¡Dale, dale detrás de el!”. Nunca ha semejante altura de una carrera, son más de 2h 30’, me habían dado semejante paliza. No aflojo pero tomo referencias y son 30”, en el barro 1’ y poco después son 3’ cuando lo voy perdiendo entre los árboles. Me avituallo una vez más y tomo un gel en un intento desesperado, esperando el subidón de energía pero lo que recibo poco más tarde son dos calambres en los sartorios que me ponen en mi sitio. No le echo la culpa al gel pero no es la primera vez esto le pasa a mi mecánica diesel después de una inyección de gasolina 98 ¿Alguien me lo puede explicar?
En el siguiente avituallamiento vuelvo al plátano y el agua y el punto blanco va llegando al repetidor ¡Tiempo! me lleva 5’ cuando paso por allí y me temo que por las referencias ya no le recorto nada. Gracias a que Zigor también está pasando las suyas voy a poder tomarme el último descenso tranquilo, a caballo de una loma y por monte desbrozado. No han escatimado a la hora de eliminar pista y asfalto y lo cierto es que han conseguido que no nos aburramos hasta el final; si quitas la mirada un solo momento de los próximos 3 metros es posible que pases toda la semana sacándote pinchos y dando de comer a las garrapatas (y durmiendo solo por ser portador de los horrorosos bichos chupadores).
Por fin llego a meta, y me esperan el público y los organizadores. Estoy muy satisfecho y puede que no lo exprese demasiado, pero es porque he disfrutado infinito durante la carrera; día bonito, recorrido perfecto y la butaca de primera fila pero Fran se ha llevado el premio gordo ¡Felicidades! Hay manguera para el barro y piscinas portátiles con agua fría (un puntazo). Sabiamente Rubén nos avisa que con el tercero subimos al pódium, para no dilatar y aprovechar el público. Llega Zigor para completar los 3 cajones… “¡Hemos corrido! ¿Eh?” Ya lo creo.
La Maratón XtremeLagos es un pedazo carrera, Fran la ha corrido en 3h 55’ gracias a un estado de forma envidiable; es una carrera técnica; una carrera de montaña, auténtica. Espero que la gente se anime a probarla y no digo más. Vosotros veréis.
PD: Del 25 de septiembre al 1 de octubre va una semana, lo que tenemos Zigor y un servidor para recuperarnos de las heridas que nos ha infringido Fran y poder correr Cavalls del Vent . Santi Obaya se ha roto y no podrá venir, lo siento. ¿Podremos? Yo tengo el cuerpo con ganas y he vuelto a afilar mis zapatillas. Con suerte, lo contaré.
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