Se ha dicho de muchas
maneras, se ha descrito de muchas formas, se ha explicado de muchos modos, pero si no lo vives no sabrás de que se trata.
Estoy
hablando de la Ultra Trail de Montblanc.
No se puede decir que es el Campeonato
del Mundo de Ultratrails porque a día de hoy no existe, no se puede decir que
están todos los mejores corredores del mundo porque siempre falta alguno pero sí se puede
decir que es el referente mundial, que esos días tod@ aficionad@ a los
ultratrails mira hacia Chamonix, que todo seguidor de ultratrails consulta la
clasificación y que todo corredor de ultratrails sueña con correrla.
Afortunadamente este año no tengo que esperar
dos horas en la salida para evitar salir muy atrás, ya que al haber llegado el año pasado en
el puesto 22, tengo derecho a lo que en el mundillo se llama "corralito" (unos150-200 corredores pueden entrar por la parte de adelante minutos antes de la salida
de la prueba).
De camino hacia la salida me encuentro a dos
grandes, Javi Domínguez y Felipe Artigues. Control de dorsal para entrar y nos
acercamos a la salida. El de Euba (Zigor) me llama, haciéndonos hueco entre
los elite me pongo al lado de él (tercera fila aprox). Madre mía, miras para la derecha Sebastian
Chaigneau, Mike Woolfe, Timothy Olson, miras para la izquierda Anton Krupicka,
Miguel Heras, Nuria Picas... uff la puta elite mundial.
Saludos entre pequeños codazos a los
conocidos: Maddi, Silvia, José Vicente...
Parece ser que después de cuatro años, en esta edición la
meteorología nos va a dejar realizar el recorrido original al completo, va a hacer un tiempo perfecto, no habrá lluvia, ni nieve, ni frio, máximas
de 25 grados, así que los 2.600 corredores que nos concentrábamos en ese momento
en la plaza de la iglesia de Chamonix pensábamos lo mismo "este es mi
año".
Bueno se acerca la hora, Zigor no deja de
decir chorradas, Javi ajusta la altitud del pulsometro, a mi los nervios me hacen guardar silencio. Nos damos la mano, nos deseamos suerte,
música de "the Conquest of Paradise", miro para arriba y pienso "ya no hay
marcha atrasaaaaaaaas".
16.30 horas del
viernes 30 de agosto del 2013, salida a la 11º edición de la UTMB.
Primeros kilómetros de nervios, pequeños codazos y empujones hasta que cada uno se pone en su sitio. El asfalto ligeramente descendente hace que estos primeros km repletos de gente a ambos lados de la carretera sean algo rápidos.
Nos adentramos en un bosque todavía entre ánimos y aplausos del público, que hacen que no me centre en la carrera.
El terreno provoca que el primer punto de referencia, km 8, Les Contamines, llegue rápido, es el primer pueblo donde paran los autobuses de la organización con los aficionados y el gentío agolpado a ambos lados de la carretera hace que la sonrisa no desaparezca de la cara.
Aun estando muy estirado ya el pelotón, la distancia entre nosotros son mínimas y en muchos casos los nervios y las prisas despistan a nuestros familiares, amigos o seguidores, como es el caso de mi hermano Iñigo, que ikurriña en mano al estilo aficionado vasco en el Toumalet, tengo que ser yo el que le advierta de mi presencia.
"Iñigo !!!" le grito.
"Txapel !!! venga, venga" me contesta casi medio asustado por mi grito.
La hinchada ahí esta (Ángel, Maribel, Iñigo y Eneritz), no falla, ya sea en Zegama, en Leitza, en Picos o Chamonix, su afición por este deporte es tanto a más elevada como la nuestra, la de los corredores. Son auténticos yonkis del ultratrail.
Saludos a unos, a otros y por fin nos adentramos en lo nuestro, en el puro monte. Primer ascenso de la carrera, Delevret, 750 m +. Saco los bastones y poco a poco para arriba, no acabo de estar cómodo, me noto un pelín pesado de la comida, aunque eso no me preocupa porque en breve lo iré quemando, pero lo que si noto, es cierta sensación de que tengo cargado los glúteos. La verdad que no me preocupo, pienso que son cosas del inicio de carrera y que poco a poco se irá poniendo todo en su sitio. Tiro para arriba, a mi ritmo, un ritmo cómodo, sin fijarme si adelanto o me adelantan.
Hacemos cima, km 14, control y tiramos para abajo, en el ascenso me ha adelantado algún que otro corredor, esto hace que el subconsciente se me active una clavija que me dice que tengo que adelantar lo perdido. En la bajada me encuentro mejor, me sorprendo al ver como adelanto a varios corredores sin problemas. La misma facilidad con la que me adelantaban subiendo, parece que ahora se cambian los papeles. Por momentos, hasta me empiezo a preguntar si iré demasiado rápido, si estaré forzando mucho en bajada, si esto me pasará factura, pero me da la sensación de que no voy rapido, aunque no me siento fresco.
Llegamos a Saint-Gervais km 21, 2 horas 2 min de carrera, en el puesto 45 y nos encontramos con la segunda marea humana, mientras paso por el control y el avituallamiento, veo como los autobuses de la organización van llegando con los aficionados, entre ellos estarán los míos que no les ha dado tiempo.
Aun no queriendo obsesionarme con los tiempos de paso, miro el reloj para comprobar como vamos. El tiempo es bueno, incluso por debajo de lo previsto.
Coincido con Nuria Picas (actual Campeona del Mundo de Ultratrails), envidio su correr, se le ve fresca, ligera, ágil, cómoda, todo lo contrario de lo que me sucede a mi. Cruzo cuatro palabras con ella (muy maja por cierto) y continuamos la marcha.
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Foto:vicentecontresras.com: Imanol Aleson y yo. Detras Nuria Picas |
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Al de poco me parece alcanzar a Imanol Alenson:
"Que pasa Imanol?", le pregunto preocupado.
"Voy pasado de vueltas" me contesta en alusión a su exceso de competión (5º en la Ronda de Cims puntuable para la Copa del Mundo y 1º en la Ehunmilak, casi nada).
Nos vamos acercando a Les Contamines, primer avituallamiento fuerte, allí sí que estarán los míos y las sensaciones en las piernas no mejoran. No llevamos ni 30 km y noto las piernas cansadas, noto cargados los glúteos y la frescura con la que debería de ir en estos primeros compases de carrera esta ausente. Me empiezo a mosquear, no es normal que los cuádriceps los tengo duros, no hay chispa.
Llegamos al avituallamiento Imanol y yo juntos, nos sentamos cada uno con nuestras respectivas (este avituallamiento es uno de los 5 que puedes recibir ayuda externa. Como sabéis yo no estoy a favor de esto, así que mi única ayuda externa son los ánimos de Eneritz, que no es poco). Km 31, 3 horas 17 de carrera en el puesto 57.
"Que tal?" me pregunta Eneritz
"No muy bien, tengo las patas como si iría en el km 120, las noto cansadas" le contesto mientras abro la mochila para intentar ponerme algo en una rozadura que me esta saliendo en el talón.
"Venga Gaizka, que vas bien, tranquilo, mira Sebastian, se ha retirado, Javi va como un tiro y a Zigor no le he visto pasar" me informa de la situación de carrera mientras intento ponerme la venda para cubrirme la ampolla.
Miro hacia atrás y le veo a Sebastian Chaigneau (uno de los favoritos) tirado en el suelo.
Salgo del avituallamiento, saludo a los conocidos y tiro para adelante.
Queda mucho, esto es el inicio de la carrera, el tiempo de carrera no es malo, las piernas no están en las mejores circunstancias, así que de momento decido cambiar el chip y tomármelo con más calma. Fuera tiempos de paso, fuera puestos en carrera y aunque parece que de momento hoy no es mi día vamos a ir poco a poco, ir cubriendo etapas.
Nos enfrentamos al ascenso de Croix du Bonhomme, casi 1.500 m+ en 13 km.
Poco a poco la noche se va echando encima y el frontal empieza a ser necesario, mi paso es tranquilo, voy perdiendo posiciones pero mi perspectiva de la carrera ha cambiado, así que no me preocupo, ya llegaran momentos mejores.
Con la noche ya cerrada llegamos al avituallamiento de la Balme 4 h 24 en el km 39, el tomarte con otra filosofía la carrera tiene su parte buena también y es que descubres que en los avituallamientos hay sopa calentita y riquísima, galletas cookies, queso savoyano, incluso pastel con mermelada (los Krupicka, Heras, Chorier... seguro que no conocen esta otra cara de la UTMB).
Aunque los tiempos de paso no son del todo tan lentos para las malas sensaciones que estoy teniendo y aunque me lo estoy tomando con calma todavía guardo cierta esperanza de poder meterme otra vez en carrera.
Los km avanzan, la situación ni mejora ni empeora, llegamos a Champieux donde nos hacen un control sorpresa de material. Rápidamente enseño lo que me piden: cortavientos, teléfono, manta térmica y frontal creo que fueron las exigencias. Todo en orden y a disfrutar de otro manjar.
Cada vez me lo tomo con más calma, el caldito esta riquísimo, las galletas me las guardo para luego y el queso lo cojo más por las privaciones del pasado que por que me apetezca, ah y un poco de pastel, a nadie le amarga un dulce !!!.
Espero a salir con otro corredor ya que no me apetece ir de noche solo teniendo que estar pendiente de donde están las marcas (muchos pensareis, que lo hago para no perderme ;-). Carretera, carretera y más carretera, no me lo puedo creer, 5 km de asfalto para ascender a la primera parte de Col de Seigne.
Avanza la carrera y lo que en un principio podía pensarse que podía ser algo pasajero parece que viene para quedarse, las patas no responden, subiendo pierdo puestos a pares y bajando no estoy cómodo. Empiezan a aparecer los malos pensamientos, la palabra "retirarme" hace sus primeras apariciones aunque intento quitarla de en medio.
Ultima subida antes de Courmalleur (avituallamiento más importante de la carrera), "marco intermitente a la derecha" dejando paso a los corredores como los camiones de mercancía pesada en los puertos de montaña. Cada vez que me pasa uno, el pensamiento es el mismo " a ver si puedo seguir el ritmo de este" pero poco a poco se va haciendo más pequeña su luz del frontal hasta desaparecer en la noche.
Veo que no hay solución, que no puede ser, que no es mi día, que no he recuperado del ultimo entreno, que no estoy fresco, que no tengo chispa, que noto mis piernas duras.
No estoy triste, ni apenado, ni enfadado, ni nada de eso, simplemente no ha podido ser, la palabra retirada ya es una constante en mi mente y cada vez me es más difícil hacerla desaparecer.
"Txapel, venga, que hay que darle la vuelta a esto" de repente me anima Imanol Aleson que viene por atrás para mi sorpresa.
Entre la sorpresa y el cansancio, emito un breve sonido que no llega a ser ni una palabra pero que creo que Imanol lo ha entendido, significaba algo así como "no puedo ni con mis cojones, estoy más quemado que la moto d un hippie".
"Venga que le tenemos que dar la vuelta a esto" me repite.
Imanol me activa y cambio el ritmo, va con otros dos que formamos un cuarteto de subida que me hace pensar de otra manera. Por momentos Imanol mira para atrás para confirmar que sigo ahí. No he sido capaz de decirle nada pero mi respiración o mi paso cercano, hace que sepa que me ha motivado, lo cual creo que nos puede venir bien a los dos.
El ritmo no es lento pero quiero mantenerme con ellos y creérmelo.
Llegamos arriba, km 68, fichamos y para abajo. El terreno es del que me gusta, tramos en los que me encuentro cómodo, senderitos pequeños, entretenido, juguetones en los que se le puede meter zapatilla pero desgraciadamente las piernas no van, por momentos quiero seguir el ritmo de Imanol pero veo que las piernas no responden, le dejo marchar, la cosa se complica, el tema no es que tenga que ir más despacio, o no tenga chispa, o no pueda llevar un ritmo determinado, el tema es que no me van las piernas, no reaccionan, no me responden, los cuádriceps están duros como una piedra y al bajar no tengo confianza.
Compagino andar con correr, en pocos minutos las esperanzas que me había despertado el ascenso con Imanol a un ritmo más alegre y la compañía de este, se han derrumbado.
Pasan los km y la pendiente se empina cada vez más, es un constante zig-zag por terreno arenoso que hace que me suponga un gran esfuerzo correr cuesta abajo.
Estoy cerca del 77, 10 horas de carrera, hecho cálculos, la situación es clara, no estoy en condiciones de seguir. Mitad de carrera se considera aproximadamente algo menos del km 100, saco cálculos de cuantas horas me quedarían, buff y no solo eso, lo que más me preocupa son las condiciones en la que voy a estar a partir de ahora.
La decisión esta tomada, me retiro, creo que es lo mejor, otra vez será, o no, eso ya se vera más fríamente, lo que si que tengo claro es que UTMB 2013 ha llegado a su fin para mi.
Llego al avituallamiento, le veo a Ángel:
"Me retiro" le digo
"Si?" me pregunta sin mucha sorpresa
"Si las piernas no van" le explico
Entro al avituallamiento donde esta mi hermano junto a Imanol Aleson que desgraciadamente ha tomado la misma decisión (a Imanol le han dado mareos y ya no solo es que las piernas no le vayan sino que es más que nada tema de seguridad).
Le explico a mi hermano las sensaciones, hablamos, recupero, como, bebo, charlamos con Imanol, Goretti y otros corredores que van pasando... y después de un buen rato, para el autobús.
Hoy podría haber sido el día pero no, hoy podría haber sido la guinda del pastel, pero no, hoy podría ser el final de una muy buena temporada, pero no. Hoy ha sido uno de esos días en los que hay que pensar, analizar y aprender, apuntar y corregir.
UTMB es lo que es, y es tan grande por esto mismo, porque corredores como Sebastian Chaigneau en el km 30 se tienen que retirar o porque corredores como Heras a falta de 40 yendo en cabeza de carrera, se tiene que retirar (2011) o porque Anton Krupricka a falta de 30 yendo tercero, se tiene que retirar.
Animo a tod@s l@s aficionad@s a este mundo del ultratrail, que un año se acerquen esta ultima semana de agosto a Chamonix, es algo que hay que vivir una vez en la vida, es una gran fiesta, es, es, es... no se, hay que venir y vivirlo.
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Foto: vicentecontreras.com: Aizaro, Iñigo, yo y Eneritz |
PD: al día siguiente una vez dada por concluida la temporada, por la calles de Chamonix se me presenta la oportunidad de ir a la Ultra Cavals del Vent (otra de las grandes). La respuesta en unos días... 21 de septiembre.
PD: después de retirarme, cogimos el autobús, fuimos al apartamento, ducha y de madrugada sin dormir, a ver la carrera que Javi Domínguez la estaba liando, Zorionak Javi por ese tercer puesto y Silvia por llegar 5ª !!!