La nueva Campeona de España de Carreras por Montaña es Oihana Kortazar. No es la primera vez que es la mejor corredora española, ya que lo consiguió antes de ser madre. La maternidad parece haberle dado nuevas fuerzas en la montaña.
Oihana Kortazar se retiró puntualmente de la competición tras quedarse embarazada de su primer hijo. Como es habitual en estos casos, una baja de más de un año es algo difícil de superar para cualquier deportista.
En cambio, para Oihana, la maternidad no sólo no la ha frenado en el deporte, sino que ha supuesto un acicate aún mayor para buscar más y más victorias. La razón: “quiero que mi hijo vea lo que hace su madre”. Además, en esta entrevista nos deja claro que la experiencia de ser madre le ha otorgado una “mayor capacidad para el sufrimiento”.
Recuperas el cetro del trail running español, que ya fue tuyo hace dos años. ¿Cómo te sientes?
Muy bien; lo que pasa es que esta temporada estoy logrando muchas victorias, por lo que de momento no lo valoras. Hasta que pare, no podré asimilarlo. Además, este era mi principal objetivo a comienzos de año; le pedí a mi cuerpo que aguantara hasta esta carrera, así que no puedo pedir más.
¿Cuál de los dos es más especial, el de 2009, por ser el primero, o este, por lograrlo tras tu maternidad?
El primer título, en 2009, fue una sorpresa; era la primera vez que corría con la selección vasca y también la primera vez que competía fuera de Euskadi. Pero no sólo fue una sorpresa para mí, sino para todo el mundo, ya que nadie me conocía, nadie apostaba por mí.
En cambio, este año ha sido todo lo contrario; los resultados que he venido logrando me han puesto como favorita, por lo que tenía mucha más presión, aunque, bien es cierto, tampoco es que me sintiera agobiada. Además, ya llevo muchas carreras encima este año y estoy un poco cansada. Sin duda, han sido dos títulos muy diferentes.
La carrera sufrió el imprevisto de ver el recorrido reducido a la mitad. ¿Cómo se encajan estos imprevistos antes de una carrera?
Verás, la distancia inicial, de 42 kilómetros, es algo larga para mí, lo paso mucho peor que en carreras más cortas. Aunque en Zegama todo saliera bien, yo me siento más cómoda en carreras de hasta 30 kilómetros, que es cuando voy perfecta.
Sabíamos que iba a ser una carrera dura, larga y con mucho desnivel, así que todo lo habíamos planificado para ese recorrido. Al cortarlo, te desubicas un poco, aunque creo que me benefició.
También vas líder de la Copa de España ¿Es tu otro objetivo primordial de la temporada?
Sí. A principio de temporada teníamos unos objetivos muy concretos, para que no tuviera que salir tanto de casa. Con la selección vasca me comprometí a correr el Campeonato y la Copa. Luego, vas sumando carreras y también me quiero probar en alguna prueba de la Copa del Mundo. Eso sí, no me quiero quedar sin disputar las dos pruebas restantes de la Copa. Hemos llegado en una situación muy buena, ya sólo faltan dos carreras y quiero acabarla. Al final siempre tienes que elegir, porque no se puede hacer todo.
Y también está ahí tu reciente victoria en el Campeonato de Europa. ¿Pensabas que tenías opciones de ganarlo?
Sí, porque mis rivales y la distancia eran iguales que en Zegama. Allí gané y pensé que podía repetirlo. Estaba muy preocupada por la bajada, que suele ser donde más tiempo pierdo. Además, yo en invierno no esquío, y no tengo esa facilidad que tienen otras corredoras para correr sobre la nieve, como Nuria o las italianas.
Dos años atrás, también en Los Dolomitas, la bajada se me dio muy mal, fue un palo, así que este año arriesgué un poco más, porque no quería perder en la bajada, tras ser la primera en ascender. Además, la bajada estaba ladeada, con muchísimos agujeros…
¿Cuáles son las condiciones perfectas de una carrera para ti?
Pues me gustan carreras de hasta 30 kilómetros, con desniveles fuertes y bajadas no muy técnicas. Por eso me gusta llegar con ventaja a la cima, porque en las bajadas soy un poco miedosa, aunque menos que antes. En cuanto al calor, me gusta la temperatura de Zegama de este año, cálida, pero sin ser extrema.
¿Te esperabas una vuelta a la competición con tal número de triunfos?
Para mí ha sido una sorpresa, pero para lograrlo me he tenido que preparar. Durante y después del embarazo me he cuidado mucho. Poco a poco, y con el apoyo de mi médico, iba realizando más actividad física. A los cinco meses ya había empezado a entrenar y a los siete, corrí la primera carrera. La normalidad ya fue absoluta cuando empezó en la guardería
La verdad es que me preparé para ello. Yo, cuantas más cosas tengo que hacer, mejor me organizo. Además, toda la gente me preguntaba por mi vuelta a la competición, y eso te da ilusión.
Y sobre todo, quiero que mi hijo sepa y pueda ver a lo que se dedica su madre, que vea que soy una mujer, que no tiene que ser siempre el hombre el que compita. Yo lo he conseguido y quiero que él lo vea.
Tras tu maternidad ¿en qué has cambiado como corredora?
Creo que ahora tengo una mayor capacidad de sufrimiento; soy capaz de dar un poco más. El límite del cuerpo siempre está más lejos de donde tú crees. Antes, cuando veía a una corredora que venía por detrás, la dejaba pasarme; ahora no dejo que me pillen. Quizá es una cuestión de tener algo más de orgullo que antes.
Oihana Kortazar se retiró puntualmente de la competición tras quedarse embarazada de su primer hijo. Como es habitual en estos casos, una baja de más de un año es algo difícil de superar para cualquier deportista.
En cambio, para Oihana, la maternidad no sólo no la ha frenado en el deporte, sino que ha supuesto un acicate aún mayor para buscar más y más victorias. La razón: “quiero que mi hijo vea lo que hace su madre”. Además, en esta entrevista nos deja claro que la experiencia de ser madre le ha otorgado una “mayor capacidad para el sufrimiento”.
Recuperas el cetro del trail running español, que ya fue tuyo hace dos años. ¿Cómo te sientes?
Muy bien; lo que pasa es que esta temporada estoy logrando muchas victorias, por lo que de momento no lo valoras. Hasta que pare, no podré asimilarlo. Además, este era mi principal objetivo a comienzos de año; le pedí a mi cuerpo que aguantara hasta esta carrera, así que no puedo pedir más.
¿Cuál de los dos es más especial, el de 2009, por ser el primero, o este, por lograrlo tras tu maternidad?
El primer título, en 2009, fue una sorpresa; era la primera vez que corría con la selección vasca y también la primera vez que competía fuera de Euskadi. Pero no sólo fue una sorpresa para mí, sino para todo el mundo, ya que nadie me conocía, nadie apostaba por mí.
En cambio, este año ha sido todo lo contrario; los resultados que he venido logrando me han puesto como favorita, por lo que tenía mucha más presión, aunque, bien es cierto, tampoco es que me sintiera agobiada. Además, ya llevo muchas carreras encima este año y estoy un poco cansada. Sin duda, han sido dos títulos muy diferentes.
La carrera sufrió el imprevisto de ver el recorrido reducido a la mitad. ¿Cómo se encajan estos imprevistos antes de una carrera?
Verás, la distancia inicial, de 42 kilómetros, es algo larga para mí, lo paso mucho peor que en carreras más cortas. Aunque en Zegama todo saliera bien, yo me siento más cómoda en carreras de hasta 30 kilómetros, que es cuando voy perfecta.
Sabíamos que iba a ser una carrera dura, larga y con mucho desnivel, así que todo lo habíamos planificado para ese recorrido. Al cortarlo, te desubicas un poco, aunque creo que me benefició.
También vas líder de la Copa de España ¿Es tu otro objetivo primordial de la temporada?
Sí. A principio de temporada teníamos unos objetivos muy concretos, para que no tuviera que salir tanto de casa. Con la selección vasca me comprometí a correr el Campeonato y la Copa. Luego, vas sumando carreras y también me quiero probar en alguna prueba de la Copa del Mundo. Eso sí, no me quiero quedar sin disputar las dos pruebas restantes de la Copa. Hemos llegado en una situación muy buena, ya sólo faltan dos carreras y quiero acabarla. Al final siempre tienes que elegir, porque no se puede hacer todo.
Y también está ahí tu reciente victoria en el Campeonato de Europa. ¿Pensabas que tenías opciones de ganarlo?
Sí, porque mis rivales y la distancia eran iguales que en Zegama. Allí gané y pensé que podía repetirlo. Estaba muy preocupada por la bajada, que suele ser donde más tiempo pierdo. Además, yo en invierno no esquío, y no tengo esa facilidad que tienen otras corredoras para correr sobre la nieve, como Nuria o las italianas.
Dos años atrás, también en Los Dolomitas, la bajada se me dio muy mal, fue un palo, así que este año arriesgué un poco más, porque no quería perder en la bajada, tras ser la primera en ascender. Además, la bajada estaba ladeada, con muchísimos agujeros…
¿Cuáles son las condiciones perfectas de una carrera para ti?
Pues me gustan carreras de hasta 30 kilómetros, con desniveles fuertes y bajadas no muy técnicas. Por eso me gusta llegar con ventaja a la cima, porque en las bajadas soy un poco miedosa, aunque menos que antes. En cuanto al calor, me gusta la temperatura de Zegama de este año, cálida, pero sin ser extrema.
¿Te esperabas una vuelta a la competición con tal número de triunfos?
Para mí ha sido una sorpresa, pero para lograrlo me he tenido que preparar. Durante y después del embarazo me he cuidado mucho. Poco a poco, y con el apoyo de mi médico, iba realizando más actividad física. A los cinco meses ya había empezado a entrenar y a los siete, corrí la primera carrera. La normalidad ya fue absoluta cuando empezó en la guardería
La verdad es que me preparé para ello. Yo, cuantas más cosas tengo que hacer, mejor me organizo. Además, toda la gente me preguntaba por mi vuelta a la competición, y eso te da ilusión.
Y sobre todo, quiero que mi hijo sepa y pueda ver a lo que se dedica su madre, que vea que soy una mujer, que no tiene que ser siempre el hombre el que compita. Yo lo he conseguido y quiero que él lo vea.
Tras tu maternidad ¿en qué has cambiado como corredora?
Creo que ahora tengo una mayor capacidad de sufrimiento; soy capaz de dar un poco más. El límite del cuerpo siempre está más lejos de donde tú crees. Antes, cuando veía a una corredora que venía por detrás, la dejaba pasarme; ahora no dejo que me pillen. Quizá es una cuestión de tener algo más de orgullo que antes.
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