Fuente: Desnivel
La esquiadora catalana ha completado una temporada de esquí de matrícula de honor. Casi todo en lo que ha competido, lo ha ganado. Por ello, hemos querido hacer con ella un repaso a una temporada histórica para ella y para el esquí de montaña español.
Que a Mireia Miró le gusta lo que hace es algo que se nota con sólo leer la primera respuesta de esta entrevista. Pero cuando nos empieza a contar su experiencia en la Mezzalama, uno se da cuenta de la pasión que se puede llegar a sentir por un deporte que se convierte en forma de vida. En esta entrevista, Mireia nos habla de unos meses en los que ha pasado de promesa a gran realidad, de joven con ambición a dominadora del esquí de montaña.
Esta ha debido ser una temporada especial para ti…
Las excursiones a la Tournette, la canción de “Alegria”( Cirque du Soleil) en la arista del Charvin, quedarse tirado a 2km de casa por una nevada, las series en “mi” pista verde en el Col de Merdassier, las sesiones culinarias, Kilian y Leti, las prisas en el aeropuerto de Ginebra, las visitas, las semanas de “destrucción”,...
Por no hablar de los resultados deportivos: Campeonatos del Mundo, cuatro victorias en Copa del Mundo y la general, Pierra Menta, Adamello, Mountain Attack, campeonato de España VR...
Sí, ha sido un año muy especial
¿Esperabas llegar al nivel que has mostrado este invierno?
No, la temporada pasada fui muy irregular. Mi primer objetivo pasaba por intentar ser más regular y poder aguantar todas las carreras de la temporada, ya que en las dos temporadas precedentes no lo había conseguido.
¿Dónde crees que puede estar tu techo?
El esquí de montaña es un deporte muy complejo, los cambios de pieles, las subidas, las bajadas,...lo hacen un deporte muy técnico y con mucho margen de progresión. Mi techo lo va a marcar la motivación que pueda tener.
La esquiadora catalana ha completado una temporada de esquí de matrícula de honor. Casi todo en lo que ha competido, lo ha ganado. Por ello, hemos querido hacer con ella un repaso a una temporada histórica para ella y para el esquí de montaña español.
Que a Mireia Miró le gusta lo que hace es algo que se nota con sólo leer la primera respuesta de esta entrevista. Pero cuando nos empieza a contar su experiencia en la Mezzalama, uno se da cuenta de la pasión que se puede llegar a sentir por un deporte que se convierte en forma de vida. En esta entrevista, Mireia nos habla de unos meses en los que ha pasado de promesa a gran realidad, de joven con ambición a dominadora del esquí de montaña.
Esta ha debido ser una temporada especial para ti…
Las excursiones a la Tournette, la canción de “Alegria”( Cirque du Soleil) en la arista del Charvin, quedarse tirado a 2km de casa por una nevada, las series en “mi” pista verde en el Col de Merdassier, las sesiones culinarias, Kilian y Leti, las prisas en el aeropuerto de Ginebra, las visitas, las semanas de “destrucción”,...
Por no hablar de los resultados deportivos: Campeonatos del Mundo, cuatro victorias en Copa del Mundo y la general, Pierra Menta, Adamello, Mountain Attack, campeonato de España VR...
Sí, ha sido un año muy especial
¿Esperabas llegar al nivel que has mostrado este invierno?
No, la temporada pasada fui muy irregular. Mi primer objetivo pasaba por intentar ser más regular y poder aguantar todas las carreras de la temporada, ya que en las dos temporadas precedentes no lo había conseguido.
¿Dónde crees que puede estar tu techo?
El esquí de montaña es un deporte muy complejo, los cambios de pieles, las subidas, las bajadas,...lo hacen un deporte muy técnico y con mucho margen de progresión. Mi techo lo va a marcar la motivación que pueda tener.
Analicemos la temporada por partes; primero llegaron las victorias en la Copa del Mundo
Siempre había tenido un principio de temporada fuerte, pero me sorprendió que fuera aguantando en todas las carreras a tan buen nivel y con tan buenas sensaciones.
Luego llegaron el Campeonato del Mundo en Claut, donde consigues 7 medallas….
No me lo esperaba. En los Campeonatos siempre había fallado. Tenía un punto más que en todas las Copas del Mundo anteriores. Un estado de forma que tampoco he conseguido volver a tener después de los Mundiales. Un 10 para Javi Martín, mi entrenador; a eso se le llama clavarla, ¡qué crack!
Y también a toda la gente que formó parte de esos mundiales: el equipo de la FEDME, donde siempre reina el buen ambiente, la gente que vino desde tan lejos para animar y sobre todo a mis compañeras de habitación durante esos 10 días: Marta Riba y Gemma Arro...que yo era como las gallinas, a las 9 apagaba luces cada noche, ¡y por no nombrar todas las neuras que podía tener antes de las carreras!
Y acto seguido, vences la prueba más carismática, la Pierra Menta…
Impresionante. Muy, muy emocionante. En la Pierra Menta tienes la sensación de compartir la carrera y la victoria con mucha gente. Son 4 días viendo las mismas caras en la línea de salida, en los briefings, por la tarde las muecas de dolor en los masajes, las palabras de ánimo, y el buen ambiente entre los equipos hace que se acabe creando un vínculo con otros equipos también.
Cuatro etapas y cuatro victorias con tanta gente conocida fue la mejor manera de ganar, una de las victorias más bonitas que he vivido: cuando pienso en la Pierra me entran ganas de llorar.
Y en los días posteriores, matemáticamente ganas la Copa del Mundo… ¡con la máxima puntuación posible!
Se descartaba el peor resultado, ¡fallé en una!
Y finalizas la temporada siendo segunda en Mezzalama, pero con el liderato provisional de la Grande Course…
Es uno de los recuerdos más fuertes que guardo de esta temporada. Me vi abandonando en la salida cuando Nathalie nos dijo que se sentía sin piernas; me vi abandonando cuando en la primera subida por pista notaba la cuerda tensa detrás de mí; me vi abandonando a -25º en el Plateau Rosa cuando Xavi me sacó aún no sé de dónde un Gore Tex 3 capas que me salvó la vida; me vi abandonando entre las ráfagas de viento en el collado del Breithorn; me vi abandonando cuando el frío no me permitía pensar con claridad y cada gesto y cada cambio de pieles nos suponía el doble de esfuerzo; me vi abandonando cuando el frío sacudía todo mi cuerpo y mis dientes repicaban sin piedad esperando en las trazas del Castor.
Y me vi llegando junto a Nathalie y Lety cuando vi que Nathalie, pese a ir a cero de energía, no iba a tirar la toalla; me vi llegando cuando, titiritando y llorando del frío en el Castor, Lety me dijo que ella creía en Gressoney, titiritando igual o más que yo; me vi llegando cuando, bajando del Castor, las temperaturas cambiaban radicalmente y mi cabeza volvía a funcionar de nuevo; me vi llegando en cada grito de ánimo; me vi llegando cuando en la última subida volví a sentir que el sol calentaba y la energía volvía a llegar a mi cuerpo permitiendo sacar lo mejor que quedaba de mí; me vi llegando cuando tomamos la última curva y solo una recta llena de gente nos separaba de la línea de llegada.
Cruzar la meta en Gressoney fue un gran triunfo ese día.
Y vas, y esta semana te cambias esquís por zapas, y ganas la primera prueba de las Skyrunner World Series…
Llevaba toda la semana sin hacer nada y necesitaba “airear” las ideas. Era una carrera corta, solo de subida, cerca de casa. ¡Todos los componentes me eran favorables!
Si cosechas buenos resultados en este temporada de carreras por montaña ¿te planteas tomártelo más que una simple preparación para el invierno?
No, no puedo. He podido ganar esta primera carrera porque aún me quedaba algún cartucho del invierno, pero esto no es sostenible. Si no descanso bien y continúo apretando bielas ¡voy a acabar petando! De momento priorizo el esquí de montaña.
¿Qué crees que te puede faltar para entrar en la élite del Trail Running?
Una mejor preparación para las carreras de montaña, pero significaría renunciar a gran parte del esquí de montaña, y eso de momento no es negociable.
¿Prefieres carreras cortas o largas? ¿Con mucho o poco desnivel?
Me gustan las carreras de 20-25km, técnicas, divertidas, con buen ambiente, con bajadas que no sean duras...
¿El único cambio en el entrenamiento es el calzado, o cambias más cosas?
Cambio muchas más cosas. La motivación y la preparación son distintas, así que las exigencias personales sobre los resultados tampoco son las mismas.
Ahora te encuentras de vacaciones; ¿qué hace Mireia Miró cuando está de vacaciones?
Me he apuntado a la autoescuela, en julio voy a un curso de alemán, he ido a escalar algún día, estamos renovando la página web, tengo algunos “deberes” pendientes sobre el material con Dynafit, preparar alguna charla, quedar con gente que no he visto durante todo el invierno...¡¡aburrirme, no me aburro!!
¿Qué echas de menos al dedicarle tanto tiempo al deporte?
La vida social fuera de las carreras. Con una temporada de carreras de 5 meses, más los dos anteriores (octubre y noviembre) -que pasamos gran parte en el glaciar de Tignes para preparar el invierno- hay mucha gente que sólo la veo en los meses de verano y gracias.
Te das cuenta de que los echas de menos cuando, sin saber porqué, en medio del invierno, te entra la neura que tienes que ir a pasar unos días en casa, o en los Pirineos. Este invierno me ha pasado un par de veces.
Aún eres muy joven pero, ¿a qué tienes pensado dedicarte cuando dejes el deporte de élite?
Bombero es una profesión que siempre me ha llamado la atención; el deporte adaptado también me gusta mucho... ¡el tiempo y las oportunidades dirán!
Siempre había tenido un principio de temporada fuerte, pero me sorprendió que fuera aguantando en todas las carreras a tan buen nivel y con tan buenas sensaciones.
Luego llegaron el Campeonato del Mundo en Claut, donde consigues 7 medallas….
No me lo esperaba. En los Campeonatos siempre había fallado. Tenía un punto más que en todas las Copas del Mundo anteriores. Un estado de forma que tampoco he conseguido volver a tener después de los Mundiales. Un 10 para Javi Martín, mi entrenador; a eso se le llama clavarla, ¡qué crack!
Y también a toda la gente que formó parte de esos mundiales: el equipo de la FEDME, donde siempre reina el buen ambiente, la gente que vino desde tan lejos para animar y sobre todo a mis compañeras de habitación durante esos 10 días: Marta Riba y Gemma Arro...que yo era como las gallinas, a las 9 apagaba luces cada noche, ¡y por no nombrar todas las neuras que podía tener antes de las carreras!
Y acto seguido, vences la prueba más carismática, la Pierra Menta…
Impresionante. Muy, muy emocionante. En la Pierra Menta tienes la sensación de compartir la carrera y la victoria con mucha gente. Son 4 días viendo las mismas caras en la línea de salida, en los briefings, por la tarde las muecas de dolor en los masajes, las palabras de ánimo, y el buen ambiente entre los equipos hace que se acabe creando un vínculo con otros equipos también.
Cuatro etapas y cuatro victorias con tanta gente conocida fue la mejor manera de ganar, una de las victorias más bonitas que he vivido: cuando pienso en la Pierra me entran ganas de llorar.
Y en los días posteriores, matemáticamente ganas la Copa del Mundo… ¡con la máxima puntuación posible!
Se descartaba el peor resultado, ¡fallé en una!
Y finalizas la temporada siendo segunda en Mezzalama, pero con el liderato provisional de la Grande Course…
Es uno de los recuerdos más fuertes que guardo de esta temporada. Me vi abandonando en la salida cuando Nathalie nos dijo que se sentía sin piernas; me vi abandonando cuando en la primera subida por pista notaba la cuerda tensa detrás de mí; me vi abandonando a -25º en el Plateau Rosa cuando Xavi me sacó aún no sé de dónde un Gore Tex 3 capas que me salvó la vida; me vi abandonando entre las ráfagas de viento en el collado del Breithorn; me vi abandonando cuando el frío no me permitía pensar con claridad y cada gesto y cada cambio de pieles nos suponía el doble de esfuerzo; me vi abandonando cuando el frío sacudía todo mi cuerpo y mis dientes repicaban sin piedad esperando en las trazas del Castor.
Y me vi llegando junto a Nathalie y Lety cuando vi que Nathalie, pese a ir a cero de energía, no iba a tirar la toalla; me vi llegando cuando, titiritando y llorando del frío en el Castor, Lety me dijo que ella creía en Gressoney, titiritando igual o más que yo; me vi llegando cuando, bajando del Castor, las temperaturas cambiaban radicalmente y mi cabeza volvía a funcionar de nuevo; me vi llegando en cada grito de ánimo; me vi llegando cuando en la última subida volví a sentir que el sol calentaba y la energía volvía a llegar a mi cuerpo permitiendo sacar lo mejor que quedaba de mí; me vi llegando cuando tomamos la última curva y solo una recta llena de gente nos separaba de la línea de llegada.
Cruzar la meta en Gressoney fue un gran triunfo ese día.
Y vas, y esta semana te cambias esquís por zapas, y ganas la primera prueba de las Skyrunner World Series…
Llevaba toda la semana sin hacer nada y necesitaba “airear” las ideas. Era una carrera corta, solo de subida, cerca de casa. ¡Todos los componentes me eran favorables!
Si cosechas buenos resultados en este temporada de carreras por montaña ¿te planteas tomártelo más que una simple preparación para el invierno?
No, no puedo. He podido ganar esta primera carrera porque aún me quedaba algún cartucho del invierno, pero esto no es sostenible. Si no descanso bien y continúo apretando bielas ¡voy a acabar petando! De momento priorizo el esquí de montaña.
¿Qué crees que te puede faltar para entrar en la élite del Trail Running?
Una mejor preparación para las carreras de montaña, pero significaría renunciar a gran parte del esquí de montaña, y eso de momento no es negociable.
¿Prefieres carreras cortas o largas? ¿Con mucho o poco desnivel?
Me gustan las carreras de 20-25km, técnicas, divertidas, con buen ambiente, con bajadas que no sean duras...
¿El único cambio en el entrenamiento es el calzado, o cambias más cosas?
Cambio muchas más cosas. La motivación y la preparación son distintas, así que las exigencias personales sobre los resultados tampoco son las mismas.
Ahora te encuentras de vacaciones; ¿qué hace Mireia Miró cuando está de vacaciones?
Me he apuntado a la autoescuela, en julio voy a un curso de alemán, he ido a escalar algún día, estamos renovando la página web, tengo algunos “deberes” pendientes sobre el material con Dynafit, preparar alguna charla, quedar con gente que no he visto durante todo el invierno...¡¡aburrirme, no me aburro!!
¿Qué echas de menos al dedicarle tanto tiempo al deporte?
La vida social fuera de las carreras. Con una temporada de carreras de 5 meses, más los dos anteriores (octubre y noviembre) -que pasamos gran parte en el glaciar de Tignes para preparar el invierno- hay mucha gente que sólo la veo en los meses de verano y gracias.
Te das cuenta de que los echas de menos cuando, sin saber porqué, en medio del invierno, te entra la neura que tienes que ir a pasar unos días en casa, o en los Pirineos. Este invierno me ha pasado un par de veces.
Aún eres muy joven pero, ¿a qué tienes pensado dedicarte cuando dejes el deporte de élite?
Bombero es una profesión que siempre me ha llamado la atención; el deporte adaptado también me gusta mucho... ¡el tiempo y las oportunidades dirán!
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